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Una pausa con propósito

  • Yazmin
  • 14 abr
  • 1 Min. de lectura

La Semana Santa es el momento ideal para detenerse y reflexionar sobre el amor que damos y recibimos, los sacrificios que realizamos por los demás y los sacrificios que a veces no vemos que los otros hacen por nosotros, es el momento perfecto para reconectar con la esperanza, esa que nos impulsa a seguir adelante sin importar que tan difícil parezca.


No se trata solo de descansar el cuerpo, sino de renovar nuestro espíritu, calmar nuestra mente, cuestionar nuestras decisiones, replantearnos aquello que realmente tiene valor, mirar con atención dentro de nosotros y preguntarnos ¿qué estoy sosteniendo que ya no necesito? ¿Qué cambios son necesarios en mi vida? ¿Qué huella estoy dejando en el mundo? 


Implica soltar. Soltar todas esas culpas, miedos, exigencias de las que muchas veces somos rehenes, dejar los juicios de lado y permitirnos abrirnos a experimentar esa paz interior que muchas veces buscamos afuera, en cosas superficiales o materiales, sin darnos cuenta que esa paz sólo podemos encontrarla conectando con nosotros mismos de manera espiritual. 


Que estos días sean un recordatorio de que los cambios comienzan en nuestro interior, donde el amor, el perdón y la paz que cultivamos en el alma pueden guiarnos a ser mejores. Porque al soltar lo que nos pesa, tenemos la oportunidad de ser libres, auténticos y de encontrar el propósito para el que estamos aquí.





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